Juan Pablo II, al llamar la atención en el número 13 de la carta encíclica Evangelium vitae, sobre las raíces comunes de la anticoncepción y el aborto –"como frutos de un mismo árbol"–, subraya que esa "conexión" no sólo tiene lugar a nivel cultural, sino también a nivel técnico: "Lamentablemente la estrecha conexión que, como mentalidad existe entre la práctica de la anticoncepción y la del aborto, se manifiesta cada vez más y lo demuestra de modo alarmante también la preparación de productos químicos, dispositivos intrauterinos y vacunas que, distribuidos con la misma facilidad que los anticonceptivos, actúan en realidad como abortivos en las primerísimas fases de desarrollo de la vida del nuevo ser humano".Por su interés, reproducimos en compendio un artículo de María Luisa di Pietro, del Instituto de bioética, de la Universidad del Sagrado Corazón, Roma, publicado por L’Osservatore Romano de 18 de junio de 1999.
El reciente debate sobre la así llamada "píldora del día siguiente", en el que se ha discutido si es abortiva o anticonceptiva, pone de manifiesto cuán estrecha es esa conexión.
Con la expresión "píldora del día siguiente" se indica un conjunto de productos, compuesto de estrógenos, de estroprogestínicos o de progestínicos, que se suministran a la mujer después –pero sin llegar a 72 horas– de una relación sexual que se supone fecunda. Los estrógenos, estroprogestínicos y progestínicos son hormonas sintéticas que se suministran con miras a la anticoncepción y al aborto, o a ambas.... Es una manera de realizar la así llamada "anticoncepción de emergencia" o interceptación...
El mecanismo de acción de la "anticoncepción de emergencia" y por consiguiente, también de la "píldora del día siguiente", es abortivo: del 80% al 100% de los casos, impide la anidación del embrión en el endometrio uterino, como resultado de la alteración de su desarrollo fisiológico, y se bloquea la actividad del cuerpo lúteo, que produce la progesterona, hormona fundamental para la continuación del embarazo...
Quienes afirman que la "píldora del día siguiente" no es abortiva sino anti-anidatoria no se dan cuenta de que están afirmando implícitamente que es abortiva, porque ese mecanismo de acción anti-anidatoria, al no poderse realizar sino después de la fecundación y al impedir que el embmrión prosiga su desarrollo, no puede por menos de ser abortivo.
Hasta tal punto es así, que para poder negar la acción abortiva, quienes la proponen se han visto obligados a modificar las "connotaciones" del embarazo, poniendo en tela de juicio años y años de certezas científicas, como fruto de las cuales siempre se ha definido como "embarazo" el período que va desde la fecundación hasta el parto, y han comenzado a sostener que el embarazo sólo empieza después de la anidación del embrión en la pared uterina, y por consiguiente no antes del sexto día, como límite mínimo, o no antes del decimocuarto día, como límite máximo. De esa manera, un producto que impide la anidación no pondría fin a un embarazo y no sería abortivo...
Lo que afirman los que sostienen que un anti-anidatorio no es un abortivo queda desmentido, entre otros, también por E. Beaulieu, quien en calidad de descubridor de la RU486 –conocida también como "píldora para abortar"– ciertamente no puede ser tachado de tomar una actitud confesional: "la interrupción del embarazo después de la fecundación puede considerarse como un aborto" (Il punto sull`RU486", JAMA, ed. Italiana, 1990, 2, p.12). Un producto de acción anti-anidatoria es, por consiguiente, abortivo.
Hay otros que, aun reconociendo que la "píldora del día siguiente" es un abortivo, atraen la atención hacia el hecho de que hasta el 20% de los casos podría ser también un anticonceptivo: esto sólo en el caso de que se tome antes de que la célula huevo salte del ovario. Pero, ¿es verosímil que una mujer, que por diversas razones recurre a la "píldora del día siguiente", conozca exactamente en qué fase del ciclo se encuentra, para poder prever si se verificará el efecto abortivo o el anticonceptivo? Tal vez haría falta hacer una ecografía para comprobar el desarrollo del folículo ovárico y una dosis de hormonas para prever el momento de la ovulación: pero esto no entra ni en las intenciones ni en las posibilidades reales de quien recurre a la "píldora del día siguiente".
Y no sólo eso. Aunque es verdad que la mujer que toma la "píldora del día siguiente" posiblemente no ha comenzado un embarazo o que el efecto abortivo no se verificará, la mujer que la pide y el médico que la prescribe o suministra aceptan voluntariamente el riesgo de provocar un aborto. Más aún, optan precisamente por el aborto si ya se hubiera iniciado el embarazo. En otras palabras: se está ante una vida (o –pero no podemos preverlo– ante una posibilidad de vida), que por lo demás no se acepta, hasta el punto de estar dispuestos a correr el riesgo de suprimirla en un 80-100% de los casos.
En el reciente debate sobre la "píldora del día siguiente" en particular, y sobre la "anticoncepción de emergencia" en general, sólo se habló de la situación que muchas personas desesperadas están afrontando en estos días: la violencia sobre las mujeres en tiempos de guerra. Pero, atención: las campañas en favor de la "píldora del día siguiente" no sólo atañen a las zonas de guerra y su objetivo no son sólo las mujeres que han sufrido violencia...
Basta pensar que junto a las muchas peticiones de que toda la "anticoncepción de emergencia" sea distribuida en las farmacias como producto de venta sin necesidad de receta médica, y que esté ampliamente disponible en todos los centros de asistencia sanitaria a las mujeres, y especialmente a las adolescentes, hay también planes de intervención que prevén el envío continuo y programado de "anticoncepción de emergencia" tanto a los países en vías de desarrollo como a las zonas de concentración de refugiados.
En efecto, las organizaciones de planificación de nacimientos "suelen" enviar todo lo necesario para la emergencia reproductiva no sólo durante una guerra –lo cual podría manifestar cierto interés por la mujer que ha sido violada, aunque sea con muy escaso interés por el niño concebido–, sino también continuamente a los lugares en que, no logrando frenar los comportamientos violentos, se quiere resolver de ese modo la situación. Véase, como ejemplo, lo que se planificó en el año 1996 para las regiones de los Grandes Lagos de África central: se gastaron 500.000 dólares en ayudas para la salud reproductiva. El "paquete" de intervención preveía: la planificación familiar; la prevención del aborto en condiciones de inseguridad" ("unsate abortion"): la "anticoncepción de emergencia" para las mujeres víctimas de una violencia sexual o que habían tenido relaciones sexuales "sin protección" o no programadas.
Así pues, por la fuerza, o de modo engañoso, haciendo creer a las mujeres que escogían libremente, pero en realidad violando su libertad de elección, hay quienes actúan contra la vida humana, contra la dignidad de la mujer y contra los derechos de la persona.
En efecto, ¿se respeta a la mujer haciéndole creer que, al tomar la "píldora del día siguiente" no matará a su hijo? ¿No se trata, más bien, de comenzar una nueva forma de esclavitud, vinculada a la ignorancia no de quien no tendría la posibilidad o la capacidad de conocer, sino de quien ha sido deliberadamente mantenida en la ignorancia de la verdad? Reduciendo toda la asistencia a la prescripción y suministración de la "píldora del día siguiente", ¿se respeta el derecho de la adolescente a ser educada, a conocerse a sí misma, a asumir la capacidad de hacerse respetar?
El derecho a ser educada: sí, porque también en este caso la educación es la única forma de prevención. Y para prevenir la difusión de la "anticoncepción de emergencia" es necesario ayudar a la mujer –y también al hombre– a percibir el valor de toda nueva vida llamada a la existencia, a redescubrir el verdadero significado y valor de la sexualidad, y a comprender el significado de la paternidad y de la maternidad responsables... Pensar en eliminar a un ser humano que comienza a vivir... es otro acto de violencia.